La superficie agrícola de la República Argentina se cultiva principalmente con trigo, soja, maíz y girasol, llegando a unos 35 millones de hectáreas. Sin embargo, los rendimientos en secano suelen ser significativamente inferiores a los niveles de producción que podrían alcanzarse según las condiciones edafoclimáticas. Por ejemplo, el atlas global de rendimiento (yieldgap.org) indica que, en el caso del cultivo de soja y maíz, las brechas llegan al 38% y 48%, respectivamente. Gran parte de esta brecha en la productividad de los cultivos es explicada por dos tipos de estrés: el biótico y el abiótico.
En primer lugar, el estrés biótico es causado por insectos, malezas y enfermedades que reducen el rendimiento de los cultivos al debilitar las plantas tras competir por recursos esenciales, causando daños directos que limitan el crecimiento de estas. Esta caída es tan significativa que se estima en 220 mil millones de dólares anuales en todo el planeta (CPHD, 2022).
Por otra parte, para un crecimiento óptimo de las plantas se requiere que los factores abióticos como la temperatura, la humedad relativa, la luz, el agua, los nutrientes minerales, el CO2, entre otros, se encuentren presentes con una concentración óptima. Cualquier exceso o déficit de estos, es conocido como estrés abiótico y puede afectar el crecimiento, desarrollo y productividad de las plantas. Según Bray et al. (2000), estos agentes explican hasta un 82%, 69% y 66% las brechas de rendimiento de trigo, soja y maíz, respectivamente.
Está comprobado que, en dosis y momento adecuados, el uso de bioestimulantes ayuda a contrarrestar el efecto negativo que los factores abióticos generan y a la vez que maximizan los rendimientos de los cultivos.
¿Qué son los bioestimulantes?
Según el Consejo Europeo de la Industria de los Bioestimulantes (EBIC), estos productos son sustancias y/o microorganismos que, al ser aplicados a las plantas o a la rizosfera, estimulan procesos naturales que mejoran la eficiencia en la absorción y uso de nutrientes, incrementan la fotosíntesis, y promueven el desarrollo de las raíces. Como resultado, las plantas se vuelven más vigorosas, con una mayor capacidad para resistir situaciones de estrés abiótico y producir cosechas de mejor calidad y mayores rendimientos.
En función del ingrediente activo con el que se formulan, los bioestimulantes se dividen en:
Los aminoácidos son compuestos naturalmente sintetizados por las plantas que desempeñan múltiples funciones metabólicas, estructurales y de transporte. Este proceso es costoso en términos metabólicos, ya que requiere una gran cantidad de adenosin trifosfato (ATP), nucleótido fundamental en la obtención de energía celular, para convertir nitrógeno inorgánico a orgánico. Además, los aminoácidos se generan a partir de precursores metabólicos que también son esenciales para otros procesos vitales, por lo que su uso para la síntesis de estas moléculas puede limitar su disponibilidad para otras funciones críticas.
Cuando los aminoácidos son agregados desde una fuente externa, las plantas pueden tomarlo fácilmente, ya sea a través de sus raíces o por sus hojas. Esto les permite un gran ahorro energético y de nutrientes como el nitrógeno y el carbono, que naturalmente se hubiesen destinado a formar aminoácidos. En consecuencia, pueden destinar estos recursos a otras vías metabólicas y así, por ejemplo, incrementan la velocidad de crecimiento y desarrollo, se sobreponen a los diferentes estreses abióticos, potencian el cuajado de flores, aumentan la translocación de nutrientes, mejoran el peso y calidad de los frutos cosechados, entre otros (Popko 2014, Furuya & Umemiya 2002, Sekhon 2003, Miller 2003).
Desde Amauta Agro, se recomienda el uso de Superbia, un bioestimulante orgánico soluble concentrado en aminoácidos libres (55%) que favorece los procesos fisiológicos de los cultivos. En trigo y cebada, este puede ser aplicado por vía foliar en hasta tres aplicaciones entre Z30 y Z55, según la potencialidad del cultivo, permitiendo maximizar el desarrollo y la activación vegetal, generando altos rendimientos y mejorando la calidad del grano.
Además, cuenta con la tecnología Efisoil, compuesta por sustancias orgánicas que mejoran la interacción entre la raíz y el suelo, activan los microorganismos rizosféricos, forman quelatos estables con elementos nutritivos y optimizan la absorción de nutrientes; y Prolife, integrada por nutrientes complejados que estimulan microorganismos beneficiosos y la biología del suelo e inducen la solubilización y la disponibilidad de nutrientes por medio de los microorganismos activados.
En ensayos realizados en Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires, se evaluó la aplicación de Superbia junto al fungicida durante Z3.9 en tres variedades de cebada cervecera, cada una con diferentes ciclos y calidades. Diez días después de la aplicación, se midió el contenido de nitrógeno en la hoja bandera. Como se muestra en el Gráfico 1, en las tres variedades de cebada, el contenido de este nutriente en la planta fue superior cuando se aplicó Superbia. Este incremento podría deberse a un metabolismo más activo, lo que permitió a las plantas aprovechar mejor los recursos del entorno y absorber más eficientemente el nitrógeno disponible.
Gráfico 1: contenido de Nitrógeno en hoja bandera, medido a los 10 días desde la aplicación con Superbia, en tres variedades de Cebada Cervecera.
Una vez alcanzada la madurez, se evaluaron parámetros como Rendimiento, %PB y Calibre de grano. En el Gráfico 2 y 3 se evidencia que, en todas las variedades, cuando se le agrego Superbia estos 3 parámetros fueron mejorados, elevando el r rendimiento, el contenido de proteína en grano y el calibre.
Gráfico 2: Rendimiento de tres variedades de Cebada cervecera con y sin Superbia.
Gráfico 3: Parámetros de calidad (Calibre y %PB) de tres variedades de Cebada cervecera con y sin Superbia.
En conclusión, la aplicación de Aminoácidos con Superbia en cebada cervecera mostró efectos positivos en todas las variedades evaluadas, optimizando el contenido de nitrógeno en la hoja bandera, el contenido de proteína bruta, el calibre de grano y, por último, el rendimiento, demostrando los beneficios de la utilización de fuentes que aporte Aminoácidos de manera exógena.